El Equinoccio de Otoño marca un tiempo de balance. El día y la noche alcanzan la misma duración y a partir de esta fecha, las noches comienzan a alargarse. La energía de la Naturaleza comienza a replegarse hacia el interior y ofrecemos nuestros respetos a la oscuridad que anticipa la llegada del Invierno.
Es el tiempo de la última cosecha. Los frutos que no son recogidos caerán a la tierra, iniciando un proceso de degradación que los transformará en alimento y semillas que durante meses serán el compost para todo lo nuevo que resurgirá en la primavera siguiente.
Al igual que estos frutos, nosotras podemos extraer de las experiencias vividas durante este año, todos los nutrientes para procesarlos internamente. Tal como los árboles comienzan a soltar sus hojas al viento, nosotras soltamos todo aquello que ya va quedando en el pasado.
El Equinoccio de Otoño invita a mirar adentro
Sabemos que solo podemos despedir de verdad algo si lo hemos integrado, si no nos estamos todavía peleando con ello. Por ello se hace necesaria una reflexión y este tiempo la favorece, puesto que nuestra energía hacia lo exterior decrece y el dinamismo está sobre todo hacia nuestro subconsciente. De ahí que este tiempo favorezca la creatividad, como forma de expresar nuestro mundo interno y plasmarlo en el exterior a través de algo bello.
¡Qué maravilloso sería poder despedir aquello que ha de irse con el corazón lleno de gratitud!
Si pudiéramos agradecer todo lo recibido, bienes materiales, relaciones enriquecedoras, éxitos, proyectos cumplidos… Si pudiéramos agradecer también las dificultades por habernos ayudado a generar la fuerza necesaria para superarnos, y mirar los obstáculos que aún no hemos trascendido pidiendo claridad para descubrir la enseñanza que contienen…
Quizá ya estemos listas para agradecer ciertas cosas, pero otras… Quizá creas que puedes agradecer todo y en el fondo te estés engañando a ti misma para no tocar el dolor… la frustración…
Tiempo de Reflexión y Acción Interna
El camino evolutivo es una espiral, cada Otoño pudiera parecer igual que el anterior, pero ninguno es igual. Nosotras tampoco somos las mismas, pues accedemos a mayor profundidad dentro de nosotras, descubrimos rincones sin visitar y también sin limpiar. Por ello el desafío es poder entrar a esos lugares, ventilarlos y respirar profundo para asumir estas partes de la casa que estaban olvidadas. Puedes encontrar un ejercicio de reflexión en La Balanza de Maat.
Lo Único que Permanece es el Cambio
Uno de los principios de la Naturaleza es que todo cambia y nada permanece. En cuanto algo madura y aporta su esencia, deberíamos entregarlo a la tierra de nuevo, soltarlo y poder estar sin ello. Por ello, otro desafío de este momento del año es aprender a soltar, despedir lo que hemos vivido y también lo que queríamos vivir y no pudo ser. La palabra: “desapego” tiene mala prensa en nuestra cultura. Ser desapegada tiene la connotación de ser poco amorosa, como si a una le diera igual aquello que suelta. Sin embargo el desapego consciente, aquel que practicamos en sintonía con los ciclos y que honra el momento de la despedida, es una práctica ancestral hacia la maestría interior.
Observemos la Naturaleza, después del esplendor del Verano, los árboles sueltan sus hojas y pasarán desnudos el invierno, la época más oscura. Esto es condición indispensable para que la vida continúe y se renueve en la próxima Primavera.
La Tierra como Madre: Madre Universal
La Tierra representa la dimensión material, lo que se puede ver, tocar… lo que tiene peso y límites bien definidos. El territorio, la base donde plantar el jardín, construir un hogar, asentar aquello que tú eres. En nuestro cuerpo, la Tierra es sobre todo los huesos, que como dice la Clarissa Pinkola Estés, representan la fuerza indestructible de la vida. A partir de ahí, se puede sostener todo lo demás.
La Tierra también es la Madre Universal sobre la que la vida puede darse, y también la muerte, puesto que todo forma parte de su sabiduría profunda basada en los ciclos naturales donde todo tiene un tiempo y lugar finitos. Donde la única Ley es la de las Sanas Relaciones para que todo aquello que ha de nacer se desarrolle hasta su punto de mayor plenitud y se experimente a sí mismo tanto en las subidas como en los descensos, hasta volver de nuevo a ser parte latente del cuerpo de la Madre Tierra.
Es tiempo de cambio, la Naturaleza lo muestra con la migración de las aves a lugares más cálidos. Los lugares fríos transformarán su paisaje al soltar el ropaje hasta llegar a la desnudez total. Las plantas anuales se despiden. Todo indica que la vida en la superficie comienza a aminorarse en un tiempo de gran dinamismo hasta llegar a la quietud y silencio del invierno.
Correspondencias con la Energía del Equinoccio de Otoño
COMIDAS Uvas, Manzanas, Nueces, Pan.
HIERBAS E INCIENSOS Salvia
COLORES Ocres, Anaranjado, Marrón, tierra
PIEDRAS Zafiros, Ágatas amarillas
ÁRBOL Olivo y Haya
TALISMANES La piedra, el orbe y el cristal
Animales Totémicos
EL ZORRO
Este animal destaca por su astucia e ingenio, también por su capacidad de adaptación al entorno y supervivencia aun en el más duro invierno. El zorro se concentra en los objetivos importantes y crea estrategias para lograrlos.
Además tiene habilidades de observación y se camufla para pasar inadvertido. Es persistente en su decisión, apacible y rápido.
EL TEJÓN
Aunque se le asocia con la agresividad, su significado más profundo tiene que ver con reaccionar con fuerza ante algo. Puede ser poner un límite afuera o incluso a ti misma cuando estás entras en un rol de víctima ante las circunstancias y no te pones en marcha para cambiar la situación.
EL JABALÍ
El jabalí como antecesor del cerdo, forma parte de numerosos mitos simbolizando el valor y la fuerza de los héroes y heroínas. Cerridwen, la Vieja Bruja celta tenía una jabalina como mascota, también por su asociación con la premonición y los sabios consejos. El jabalí también es famoso por su fuerza agresiva representando en el mito de Artemisa, su lado oscuro.
Como cerdo su simbología también es dual: por un lado se le asocia con la abundancia material (de ahí las huchas de cerdito) y por otro con la suciedad y falta de cuidado.
En el viaje interior Volver a Casa comenzamos a recorrer todos estos paisajes adentro nuestro, porque somos Naturaleza y ella nos ayuda a conocernos de un modo diferente que es esencial. Cada 21 de septiembre iniciamos Volver a Casa en el Equinoccio de Otoño. ¡Regálate 4 minutos para verlo en este vídeo inspirador!
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