Altar Formación Facilitadoras

¿Qué es un Círculo de Mujeres?

Hace mucho, mucho tiempo las mujeres teníamos un papel esencial en las antiguas sociedades que vivían en armonía… también con la Naturaleza.

Creta, Cerdeña, Avalon… aún nos recuerdan.

Llegaron tiempos oscuros… perdimos tanto… y nos perdimos también a nosotras mismas.

Pero ahora estamos recordando y reencontrándonos.

retiro online para mujeres

El Círculo es recipiente que nos reúne, abraza y contiene creando cohesión entre nosotras. En algunos lugares lo llamábamos: cabaña lunar o tienda roja.

Los Círculos de Mujeres acogen un vacío que sentimos todas, lo hagamos consciente o no, pues todas necesitamos recuperar algo que perdimos: la tribu, manada, la comunidad.

La Naturaleza femenina es cíclica y necesita que volvamos a dar el valor a nuestros procesos vitales cambiantes como cambia nuestro cuerpo. De hecho recuperar nuestra vida desde el cuerpo como fuente de salud y de placer es una parte esencial del empoderamiento femenino. Decidir cómo queremos vivir sus procesos: menstruación, parto, lactancia, enfermedad y curación es esencial para volver al equilibrio.

¿Cómo es un Círculo de Mujeres?

Es un espacio vivo de encuentro y compartir que nos permite restaurar la hermandad femenina, que es inherente a nuestra naturaleza. Necesitamos este tipo de espacios donde poder hablar y ser escuchadas, recordar el valor de lo femenino y traerlo de regreso a nuestras vidas. Para este propósito, nos ayuda estar solo entre mujeres.

Un círculo de mujeres es una puerta a vivir en femenino, a ser más auténtica y libre, primero por dentro. Al estar todas a la misma distancia del centro nos otorga un lugar horizontal, no jerárquico. Nos recuerda cuando éramos tribu y nos sentábamos frente al fuego de una hoguera.

El Círculo puede ser un espacio de asombro y disfrute al recordar juntas la Naturaleza Femenina. Un espacio ritual pero no un ritual vacío sino lleno de nosotras mismas, porque es nuestra creatividad en acción la que lo mueve.

En el Círculo se despierta el poder sanador de la tribu. Es algo que perdimos y que podemos recuperar cuando la energía que se mueve entre nosotras es más centrada. Desde la libertad de ser como tú eres y la mirada abierta al corazón de cada mujer que lo comparte contigo.

Ante la competencia de nuestra sociedad, damos el lugar a la empatía y la colaboración. Nos hemos separado, aislado, competido entre nosotras. Pero el Círculo nos invita a recordar la importancia de reencontrarnos con nosotras mismas en la mirada de la otra.

la mujer lunar gabriella robles

Este tipo de encuentros surgen del Movimiento Mundial de las Mujeres, dentro y fuera del feminismo. Porque necesitamos un empoderamiento más profundo, que indague en la naturaleza de lo femenino. Nos hemos adaptado tanto a un entorno sociocultural definido desde el pensamiento masculino que apenas recordamos nuestras propias necesidades. Y si las recordamos no le damos el valor que tienen.

Los Círculos son un modelo de colaboración social frente al modelo actual de dominación/sumisión. Al compartir y alimentar un paradigma distinto del establecido, constituye un impulso para el cambio cultural.

El Círculo tiene un centro sagrado y eso hace que la energía que se mueve entre nosotras sea más centrada, no hay cotilleos, pues se trata de crear un espacio emocionalmente seguro que facilite la hermandad entre mujeres y por ello tiene una parte de activismo espiritual. No salimos a la calle a visibilizar nada en sí, realizamos cambios desde dentro. Luego esos cambios se van expresando en nuestra vida cotidiana porque la forma de relacionarnos va creciendo en equilibrio.

Lo femenino se nutre de la tribu

Dice la analista junguiana Jean Shinoda Bolen que: “cada Círculo es una regeneración de la forma arquetípica: está inspirado y sustentado por todos los Círculos de mujeres que han existido y él a su vez, hace una aportación al campo de energía arquetípica que facilitará el camino al círculo siguiente.”

El papel de la facilitadora es proporcionar aquello que se necesite para el buen fluir caminando hacia el propósito que reune a todas, poniendo al servicio su bagaje y la importancia de volver a lo sagrado desde el cuerpo.

El Círculo lo hacemos todas y cada una debe cuidar que se mantenga en equilibrio

Por eso, acogemos cualquier emoción que surja y no nos la callamos, porque eso crearía una presión interna que acaba por mascarse en el ambiente, pero tampoco es un lugar donde echar nuestra basura emocional porque eso dañaría el tejido que nos une, por eso, como en la vida, también hay límites y una debe ser consciente de ellos para que podamos sentir que el Círculo sostiene, nutre y no carga. Cada una debe hacerse responsable de sí misma, y si necesita terapia debe dársela por su cuenta.

¿Cómo saber si estamos cargando al grupo? 

Cargamos el Círculo cuando lo usamos como un sustituto de lo que necesitamos en el vida. Daré aquí dos ejemplos básicos:

Cuando una mujer se toma demasiado tiempo para compartir algo que no es importante en sí, por el mero placer de ser el centro de atención, de suplir una carencia de forma inconsciente. Esto no ayuda porque está tapando algo que no se quiere reconocer, no sirve a a nadie. Sin embargo si esta misma mujer se atreve a decir: «a veces me doy cuenta de que busco la admiración de las demás», esto sí sirve a ella y al grupo (siempre que no se tome excesivo tiempo y se utilice para seguir siendo el centro de atención 😉

Si estamos en una situación de crisis personal o sucede algo en nuestra interacción que incomoda y lo expresamos, es muy necesario, no lo cargamos, al revés. Lo cargamos cuando acaparamos la atención del grupo en repetidas ocasiones impidiendo que las demás puedan expresar lo suyo. El grupo puede ser en ocasiones como un río que pasa por una zona de rápidos con inestabilidad y turbulencias. Ser conscientes hace que los atravesemos con éxito y ¡eso es una sanación grupal! Por tanto, menos miedo y más consciencia 😉

El Círculo es un lugar de autocuidado y cuidado de la otra

Espacios emocionales

El Papel de la Facilitadora

Ella organiza las sesiones,  prepara el espacio para que esté limpio energéticamente, puede elegir y preparar una idea sobre la que exploremos nuestras preguntas y respuestas, dinámicas entre nosotras, rituales, visualizaciones y otras herramientas que faciliten el acceso a información inconsciente… pero también da paso a que otras mujeres puedan ofrecer algo que consideran de valor para el grupo: poema, canto, danza… Es como una anfitriona, una columna sustentadora del buen fluir.

El papel de la facilitadora puede no ser nada fácil ni sencillo pese a que lo pueda parecer en una primera instancia. Se trata de hacerlo fácil para todo el Círculo y ella también es parte de él. Por eso es tan importante que el Círculo también cuide a la facilitadora. Cuidarla significa primero mantener una mirada amorosa hacia ella como ser humano. No cargarla con exceso de preguntas o peticiones y estar receptiva a lo que pueda ayudar.

Dado que vamos a compartir sentimientos, necesitamos crear buenos cauces por donde nuestras aguas fluyan sin que nuestro río se desborde ni se seque, para ello existen unas premisas para funcionar sin jerarquía, a las que debemos prestar total atención.

Bases para el buen fluir en un Círculo de Mujeres

Respeto por la palabra, el nivel de participación de cada una

Autocuidado como base del cuidado de la otra u otras

Compromiso: de co-crear y sostener el círculo en cada sesión.

Consciencia sobre los propios juicios, la intención firme de dejarlos ir

Confidencialidad absoluta: lo que sucede en el Círculo se queda en el Círculo

Estado de Presencia, atención sostenida en lo que una siente y lo que está sucediendo en el grupo.

 El Cuidado del Espacio

Es importante dar el valor al lugar que nos acoge y tratarlo con amor, pues es el jardín donde plantamos nuestras semillas, que se mantiene hermoso por el cuidado de la jardinera, con todo lo que implica: limpieza, luz, calefacción, agenda…

El Orden Sistémico

Es importante para que la armonía se mantenga que si surge una iniciativa por parte de una participante del Círculo se la comparta antes a su facilitadora, no convoquemos al grupo por nuestra cuenta. Ella valorará la viabilidad de la propuesta y si está en sintonía con lo que tiene preparado. No tenerla en cuenta generará malestar en ella, es algo así como si no se honrara su papel como iniciadora y sostenedora del grupo.

El Círculo de Mujeres despierta tu sabiduría interior

Cuando vamos comprendiendo cómo proyectamos nuestras creencias sobre las demás, es más fácil ir saliendo del juicio. Para eso primero los hacemos conscientes y para ello vamos a incluir dinámicas en que nos haremos de espejo unas a otras y eso es muy mágico porque nos hace un regalo de ver una parte de nosotras mismas que no conocíamos y también vamos dando los pasos para la creación de la tribu.

En un Círculo de Mujeres cantamos y danzamos, cada una a nuestra manera. No tienes que saber cantar ni bailar simplemente porque ya sabes aunque puede que no lo recuerdes, por eso estamos aquí; para recordar. También para volver a celebrar las Festividades de la Tierra

Cantar y danzar no es un capricho, es también parte de la sanación de lo femenino. Es la expresión de tu alma vibrando. Soltarás tensión y te abrirás desde tu cuerpo-templo a la dimensión creativa espontánea, nos salimos del pensamiento que compara y divide habitual. Nadie lo hace bien ni mal, simplemente experimenta lo que siente el cuerpo que habita.

creadoras de cultura

El Círculo es una Puerta

Aunque el Círculo no es un espacio terapéutico, pueden darse sanaciones o contribuir a la sanación de lo femenino herido. En una cultura heteropatriarcal y hegemónica, la visión del mundo y necesidades de las mujeres quedan denostadas, pero estamos tan dentro y llevamos tantas generaciones (5000 años) que ya nos parecer hasta normal.

Sin embargo también nos estamos dando cuenta, cada vez más, tanto mujeres como hombres de que nos hemos desviado de unos principios que cuiden la vida. Basta ver lo que hemos hecho con el planeta, el trato a los animales, la explotación de la gente y los recursos que nos da la Tierra. Cuando empiezas a profundizar en la evolución que hemos tomado como especie, vamos comprendiendo el proceso y dándonos cuenta de la importancia que tiene que la Mujer vuelva a su centro y para ello son necesarias varias sanaciones dentro de nosotras.

Hacia la Sanación Femenina

Necesitamos recuperar una buena  relación con  nuestro propio sexo y nuestro propio género,  lo femenino. Aquí entra la sanación con nuestra madre, el linaje familiar femenino y también las relaciones entre mujeres. 

Una vez nuestra energía femenina está más fortalecida es necesario sanar la  relación con  los hombres y lo que significa  lo masculino. Nuestro padre, jefes y personas de autoridad en nuestra vida, hermanos, amigos y por supuesto: la pareja, nos va a reflejar nuestro animus (masculino interno).

Otras sanaciones importantes son: la  relación con  los ritmos,  ciclos y deseos de lo femenino, y también la  relación con  los  arquetipos  de la feminidad. Estos son los referentes, modelos o esquemas eternos de lo femenino.

Todas estas  sanaciones  son  transgeneracionales.  Dejamos de transmitir las pautas destructivas, a las nuevas generaciones.

Al sanar tú, eso influye en el  restablecimiento del tejido colectivo.

Quien quiera profundizar esta sanación conmigo ofrezco el viaje interior Volver a Casa.

Si eres de las que ya ha recorrido un camino de integración personal y sientes el llamado a facilitar estos espacios, te invito a conocer la Formación de Facilitadoras de Círculos de Mujeres que ofrezco dentro de esta escuela. II Edición de Febrero a Julio 2024.

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¡A esa familia se bienvenida/o! 

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2 comentarios

  1. Es mi primera vez en contacto con un círculo de mujeres, estoy a la expectación, y contenta por participar, con ganas de aportar y compartir sentires! Me parece una dinámica muy interesante por ser parte de nuestra memoria ancestral.

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