Anteayer, día de Reyes en España, convocamos, mi hermana: Azucena Delife y yo, una marcha y meditación colectiva para la paz en León, a la que se sumaron medio centenar de corazones entregados. Fue una experiencia conmovedora que sin duda repetiremos y animamos a realizar en otros lugares. Hoy volvemos «a la normalidad» después de estas fiestas, eso sí, iniciando nuevo año. Aunque para mí comienza cuando llega el final de la hibernación a primeros de febrero, el 2024 ya está aquí y no puedo obviarlo. Los días van aumentando sus minutos y las noches empiezan a acortar. Caminamos hacia una nueva oportunidad de orientar nuestra vida hacia la armonía.
Nace un año nuevo y eso me recuerda a las historias del nacimiento del mundo. En occidente la más extendida es el mito de Adán y Eva, un comienzo nada auspicioso para las mujeres, que en nada se parece al mito de creación de los distintos pueblos nativos americanos. Por eso voy a compartirte ahora un fragmento del libro: «Voces de Nuestros Antepasados» de la venerable Dhyani Iwahoo, la encargada de transmitir a la humanidad, la antigua sabiduría del pueblo Cheroqui y nombrado por ellos como: Tsalagi. Es un texto para leer lento y con el corazón abierto, pues las palabras solo pueden ser mensajeras de un significado más profundo. El libro está descatalogado desde 15 años (creo que me llevé el último).
El Sendero de la Belleza
«ELO, la ininterrumpida historia y filosofía oral del pueblo Tsalagi, se compone de una serie de historias acerca de la creación que explican la manifestación de la materia y el desarrollo de las criaturas vivientes, historias de rectas relaciones y deberes espirituales, instrucciones especiales para el desarrollo mental y físico e instrucciones rituales y ceremoniales que contienen formulas de sonido o canto y métodos que benefician a todos los seres. En las serenas noches de invierno se narran historias acerca de la creación, historias que nos permiten comprender la continuidad de proceso de la creación y el papel que nuestros pensamientos y acciones desempeñan en el desenvolvimiento del mundo. En las épocas en que los hombres descuidan los mandatos originales, vienen a este mundo maestros como El Pálido o el Hacedor de Caminos, para reavivar el fuego de la mente pura y recordar a los hombres sus responsabilidades espirituales.
De acuerdo con la enseñanza Tsalagi, descendemos del reino de Galunlati, el reino de la luz, por la gracia de la Mujer Estrella, que cayó a la Tierra.
Asga Ya Galunlati, padre de todo cuanto existe, tenía una hija muy querida, de belleza resplandeciente como una estrella. Un día, mientras se encontraba en el jardín más singular de su padre, oyó un batir de tambores que surgía de debajo de un arbolito. Llena de curiosidad, cavó la tierra bajo el árbol haciendo un agujero por el que cayó girando desde los Siete Cielos hacia la Tierra. Las criaturas que poblaban entonces la Tierra experimentaban grandes emociones, profundos sentimientos, pero no poseían aún el fuego de la mente esclarecida; esperaban la llegada de la chispa de la mente. El mundo se hallaba cubierto por las aguas, en las que las criaturas flotaban precariamente. El padre vio a la Doncella de las Estrellas caer de vuelta a su reino, de modo que envió a los vientos en su ayuda e inspiró en las criaturas de la Tierra el impulso de prestarle su auxilio.
Las criaturas la vieron caer girando lentamente y tuvieron un sentimiento: “debemos hacer algo por ella, hemos de encontrar un lugar en el que pueda posarse, pues se trata sin duda de un gran don”. La Tortuga dijo: “Puede posarse en mi concha. Hemos de hacerla resistente y firme para ella”. Un sin número de criaturas se sumergieron en las aguas a fin de recoger tierra firme de su fondo. Una de ellas alcanzó el éxito en este empeño. Araña de Agua se sumergió en lo más profundo de las aguas y trajo consigo una pequeña porción de tierra, que la transportó en su cuenco tusi, formado por sus piernas. Ascendió hasta la superficie y con su último aliento depositó su presente sobre la concha de la Tortuga. Algunos creen recordar hoy que fue la humilde Rata Almizclera quien trajo la tierra firme del fondo de las aguas; ya fuera Araña de Agua o Rata Almizclera quien la trajera, la pequeña porción de tierra fue depositada sobre la concha de la Gran Tortuga, donde creció y creció y siguió creciendo. Gran Águila Ratonera batió sus alas alzando montañas y valles, y de este modo se formaron muchos lugares confortables. Tras caer en espiral durante varios días desde el reino de la luz, la Mujer de las Estrellas se posó sobre la concha de la Tortuga. De ella procede la vida tal como la conocemos hoy en día. De sus pechos brotaron el maíz, las judías y la calabaza; de sus lágrimas se formaron los ríos de agua fresca. Todos los seres humanos nos remontamos en nuestros orígenes a la Mujer de las Estrellas. Por gracia suya, la chispa de la mente se asentó en nuestro interior como un fuego sagrado, para que pudiéramos comprender el misterio de la vida como la diversidad en la Unidad.
Es esta una historia muy importante por cuanto deja claro que mantenemos una relación con innumerables mundos de pensamiento y que lo que vemos en cada instante, lo que consideramos sólida realidad, está determinado por nuestro pensamiento que le da la forma. El pensamiento teje el patrón, el tapiz que cada uno de nosotros vive. Todos tenemos una madre común, de modo que todos formamos una misma familia.
La Mujer de las Estrellas trajo en el vacío de su seno doce posibles características de la raza humana. Los siguientes cristales ejemplifican las cualidades de los doce clanes originales:
Cuarzo Voluntad
Rubí Compasión
Topacio Inteligencia constructiva
Jaspe naranja Manifestación de la belleza de las formas
Esmeralda Sabiduría de las peculiaridades de la ciencia
Rubelita y cuarzo rosa Energía de la devoción para exteriorizar un ideal
Amatista Energía de la transformación
Perla Mente planetaria luminiscente
Ópalo de fuego Despertar de la mente individual en el torrente solar
Turmalina Despertar de la consciencia de las relaciones más allá de los anillos del sistema solar.
Azurita Energía de reconciliación
Cristal de acónito Conclusión del ciclo, despliegue de los sistemas, retorno al vacío.
La Mujer de las Estrellas fue fecundada por los vientos fértiles que hicieron fructificar su semilla. Estos vientos rodearon a Madre Tierra, oscureciendo la luz hasta el momento en que sus hijos captaran el fuego de la inspiración, que se manifiesta en forma de relámpago surgido de las alas del Pájaro de Trueno. La Mujer de las Estrellas dio a luz dos hijos de naturaleza opuesta. Uno de ellos, cuyo rostro era como la luz del amanecer, nació de forma natural. El segundo, cuyo rostro se asemejaba al caer de la noche, disputó y luchó contra el orden natural de las cosas; nació de debajo del brazo de su madre, causándole la muerte. De su cuerpo moribundo surgió la hierba, el grano, la judías, la calabaza, todas las cosas buenas que alimentan a los hombres, y las lágrimas que brotaron de sus ojos en el momento del alumbramiento se convirtieron en agua fresca para calmar la sed.
El Hermano de Rostro Luminoso emprendió un viaje en busca de la luz y de lugares apropiados para el desarrollo de los hombres. Con este viaje dio comienzo la primera migración. El Hermano de Rostro Oscuro capturó el relámpago y lo tendió por encima de la costa a la espera de que su hermano regresara de su viaje hacia el oeste. Las criaturas que vivían en la Tierra acogieron al Hermano de Rostro Luminoso como heraldo de la mente. A medida que avanzaba en su migración, llevando consigo los pensamientos de su madre, alzaba las nubes de oscuridad que cubrían el planeta y la luz comenzó a manifestarse en la Tierra. El sol, la luna y las estrellas no eran aún sino ideas a la espera de que se establecieran los rituales oportunos que eliminaran aquello que oscurecía sus formas. Mientras tanto, el Hermano de Rostro oscuro mantenía vivo el fuego en la costa. Entonaba el canto de la creación tal como surge del Gran Cristal, como un anticipo del mundo ideal que se manifestará en el tiempo y el espacio.
Esta historia se narra a los jóvenes de muy diversas maneras a fin de que lleguen a comprender sus propios pensamientos y acciones, el modo en que influyen en los demás seres y cómo nuestros pensamientos vuelven siempre a nosotros. El Hermano de Rostro Oscuro representa los pensamientos negativos que surgen en todos los seres humanos. De él proviene la noche que persigue al día. No obstante, incluso en sus acciones negativas se haya presente la semilla del bien; tras capturar el relámpago, lo tendió sobre la costa esperando el regreso de su hermano. Hoy en día, todos los seres humanos oscilamos a veces entre nuestra inclinación al bien y al mal. Hasta el peor de los hombres guarda en su interior la semilla del bien, y hasta el mejor de los hombres puede cometer errores engendrados por la semilla de la ignorancia. Así pues, esta historia nos recuerda que debemos cultivar la armonía en todos nuestros pensamientos, palabras y acciones. Los Gemelos nos enseñan asimismo que una acción negativa puede ser la semilla que nos permita realizar el bien. Por su comprensión de todo ello, la tradición Nativa no cree en la persistencia del pecado. Hasta el hombre más vil puede cultivar a semilla del bien y ponerse en armonía con el mundo natural, “dando fe” de su remordimiento, purificando sus actos y afirmando una conducta mejor. El mayor elogio que puede darse de una persona consiste en decir de él o ella que tiene un solo corazón. Tener un solo corazón es conocer el equilibrio y mantenerse en recta relación con todas las cosas.
Hasta el día de hoy, el deber sagrado de la humanidad consiste en hacer realidad el ideal de las rectas relaciones por el bien de todos los seres. Este ideal, el pulso rítmico, la causa primaria en torno a la cual giran los hilos del destino individual y colectivo, consiste en permitir el misterio de la mente, las relaciones que fluyen desde y hacia nuestro interior.
El cristal de cuarzo emite el tono primario, la piedra basal sobre la que se erigen todos los mundos. Se dice que el cristal de cuarzo no es sólido ni es líquido; vibra a razón de 786.000 ciclos por milisegundo, en un continuum de energía que se desplaza a una velocidad superior a la de la luz, y su vibración es el eje del universo. Una de las facetas de la práctica espiritual Tsalagi es la observación de esta energía tal como se manifiesta a través de las relaciones mutuas entre los individuos y los grupos, y en sus relaciones con la tierra. Los cantos y fórmulas sagradas de equilibrio entran en resonancia con los tonos primordiales amplificados por el cristal de cuarzo. El ritmo y tono de estos cantos antiguos varían en consonancia con la relación geofísica que los pueblos mantienen con la Tierra. Así por ejemplo, podemos oír a los pueblos Salish de la costa noroccidental entonar, en un tono más bajo y con un ritmo más lento, un canto que asimismo entonamos los Tasalagi, pueblo de las montañas rocosas.
En el interior de cada ser humano existe en potencia una mente pura que arde con llama luminosa a medida que las nubes de la confusión, la duda y la alienación se transforman en recto obrar. Las posibilidades de manifestación de la mente, tal como se encuentran contenidas en la estructura y el canto del cristal, son como un mapa que nos guía de vuelta a la Inmensidad, el origen del ser. Cada ser, en cuyo interior conserva información acerca de las peculiaridades de la existencia, retorna al torrente inmutable. Habida cuenta de que la materia ni se crea ni se destruye, es la fusión de la mente en torno al deseo y la acción la que determina el destino de las formas. El flujo de la mente a través de la superestructura de la intención, tal como se expresa en las formas del cristal, precipita la forma, el patrón de vida del individuo. De este modo, todos somos allegados en el sueño de la vida.
Nuestro deber en cuanto a individuos es dar vida al potencial de paz latente que existe en nosotros, mediante la comprensión de nuestra naturaleza y de las relaciones que mantenemos con los demás. En el sentir tradicional de los pueblos americanos Nativos, el primer deber del individuo es avanzar en equilibrio con los mandatos originales, tal como emanan del cristal procedentes del reino de Galunlati, el reino de la forma ideal, cultivar la semilla de la mente pura y de la recta relación de todos los seres. Por cuanto la Unidad se convierte en diversidad para manifestar su potencial, tenemos el deber fundamental de comprender nuestra mente y concretar la visión del Cielo en la Tierra.
Todos los seres avanzamos a lo largo de una senda libremente escogida. El Sendero de la Belleza es el camino de la acción recta, que toma en consideración a las generaciones futuras. Las personas cuyas emociones, pensamientos y acciones no se hallan purificadas recorren una senda de desorden y destrucción, reaccionado ante cualquier impulso o cualquier estímulo, ante cualquier sombra del camino, sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos. Quienes han examinado la naturaleza de la mente y de las relaciones, han purificado las energías de la cólera, de la avaricia, de la envidia y del temor, y dirigen sus acciones por el bien de todos los seres, recorren el Sendero de la Belleza.
Todos y cada uno de nosotros tenemos un deber espiritual y gozamos de dones especiales que nos ayudan a renovar el aro sagrado de la vida. La percepción de estos dones exigen vigilancia; una vigilancia que nos permita ver más allá de la ilusión que representan las esperanzas propias y ajenas, que nos permitan ver lo que es real. Por medio de nuestros pensamientos, palabras y acciones, individuales y colectivas damos forma a nuestro propio futuro. Sembramos las semillas que florecerán en nuestras vidas y conviene por ello que arranquemos la mala hierba de la cólera, la avaricia, la envidia y la duda a fin de que puedan manifestarse la paz y la abundancia para todos los seres.»
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Camino al Renacer
Este es el punto de partida para el viaje interior de transformación: Volver a Casa, en el que recorremos las etapas del año desde la Rueda de Avalon y sus arquetipos femeninos. Si quieres profundizar en tu dimensión sagrada femenina, en Febrero iniciamos Imbolc, con La Guardiana: la energía de los Nuevos Comienzos y sanación para la Niña Interna. Hay 2 formatos a elegir: enriquecido con encuentros semanales y básico con un solo encuentro.
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